La pasiflora (Passiflora incarnata L) es un arbusto trepador de la familia de las pasifloráceas, originaria de Brasil y Perú, desde donde se extendió hacia otros lugares de América.
En Europa entró en el siglo XVI, tras ser descubierta por el médico y botánico sevillano Nicolás Monardes. Actualmente, se encuentra en muchos países tropicales y subtropicales.
Esta fabulosa planta contiene flavonoides y alcaloides que actúan en los trastornos del sueño. Se consume en forma de planta seca (en infusión), en comprimidos o extractos líquidos y como tintura. Dentro de los principios activos en la pasiflora tienen efectos calmantes e inductores del sueño, por lo que su uso principal es como calmante o relajante en los casos de nervios y estrés, migrañas e insomnio. Asimismo, la pasiflora es utilizada en trastornos gastrointestinales relacionados con la ansiedad o el nerviosismo, trastorno de ansiedad generalizada y aliviar los síntomas relacionados con la abstinencia de narcóticos, también algunas personas aplican pasiflora en la piel para las hemorroides, las quemaduras, el dolor e hinchazón (inflamación). Otros usos medicinales que se le dan a la pasiflora son para las convulsiones, el asma, los síntomas de la menopausia, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), nerviosismo y excitabilidad, palpitaciones, latidos cardíacos irregulares, presión arterial alta, fibromialgia y alivio del dolor y para controlar los espasmos musculares y el síndrome menstrual. Sin embargo, se debe tener cuidado ya que presenta cierta toxicidad por lo que se debe tomar en las dosis adecuadas y tener en cuenta que no ha de ser usada en embarazadas o mujeres en periodo de lactancia, ni niños menores de 6 años o gente que vaya a someterse a cirugía. También tiene interacción con otros medicamentos por lo que siempre hay que consultar con un profesional.
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